¿Qué es el Sufismo?

ASCETISMO Y ABSTINENCIA EN EL SUFISMO

Para trabajar y atravesar la senda espiritual, el sufí necesita la fuerza necesaria que una alimentación correcta le puede proporcionar. Por ello se ha dicho: «Lo que el sufí come se transforma en cualidades espirituales y luz. Sin embargo, lo que los otros comen satisface sus apetitos y sus pasiones». Sobre este concepto Rumi escribe:

Uno come y se queda más hambriento, más vicioso,
mientras que otro come y se convierte todo en luz divina.
Uno come y se vuelve más impuro y distanciado,
mientras que otro come y se transforma todo en luz de Dios.

Mencionamos lo anterior para aclarar que nuestra senda no se basa en prácticas ascéticas como abstenerse de comer. En nuestra escuela, al discípulo se le instruye para refrenarse de comer cuando está enfermo o dominado por impulsos indeseables. En tal caso, el maestro le ordena abstenerse de comer ciertos alimentos por algún tiempo y, a través de sus enseñanzas interiores, tratar de apaciguar sus impulsos y recobrar el equilibrio interior, para que el discípulo pueda continuar su caminar en esta senda ascendente llena de peligros.

Algunos de los investigadores que se han volcado en el estudio de los principios del hinduismo, han pensado que la abstinencia y el ayuno contienen en sí la fuerza necesaria para purificar al individuo. En nuestra opinión, dentro del sufismo dichas prácticas no son suficientes para purificar las pasiones del nafs o ego. Es cierto que la abstinencia y, en general, las prácticas ascéticas, originan en la persona un cierto estado espiritual, y que en este estado, el individuo puede percibir más fácilmente las sutilezas; pero si comparamos el ego con un dragón, al que la falta de alimento ha debilitado, cuando el ayuno se deje a un lado y nuevamente se alimente al dragón abundantemente, éste seguramente se despertará y atacará con más ferocidad que antes.

En el sufismo, las enseñanzas de la senda son el medio a través del cual el ego o «yo dominante» es gradualmente purificado para transformarse en el «yo purificado», y adornarse con los Atributos Divinos. Desde este punto de vista, el ascetismo y el abstenerse de los alimentos no juegan ningún papel digno de mención en la inmensa tarea de la transformación del viajero. El sufí, para transformar la concupiscencia en virtud, utiliza dos medios: la pobreza espiritual (Faqr), y la vestidura espiritual (Jerqah).