Presentación
«Sufí» no deja de sorprender: importantes artículos con apasionantes temas como la lucha espiritual de Javad Nurbakhsh, el conocimiento místico de Jonathan Shear, o el camino de la vida cotidiana de Antonio Ontoria PeÒa, junto al poema de amor de Rumi en su octavo centenario nos transportan y envuelven.
Publicado en el periódico «El Mundo», suplemento cultural (2 de mayo de 2007)
Lo que se puede expresar con palabras no es sufismo
Esta aclaración ha sido repetida, una y otra vez, a lo largo de los siglos, por los maestros sufíes a sus discípulos, para advertirles de lo erróneo de intentar acercarse al sufismo desde un ángulo intelectual, o pretender convertirse en un sufí, simplemente leyendo los textos y ocupándose de elucubraciones puramente racionales.
El sufismo es un camino práctico de realización del ser humano, basado en la relación entre el maestro y su discípulo, en el que éste es guiado por su maestro en su viaje interior hacia la Verdad. Como ningún camino interior puede ser entendido por quien no lo ha experimentado, aquel que no ha realizado esta experiencia, no puede ser considerado un «sufí».
Lo mismo puede afirmarse, por otra parte, no sólo de todos los caminos espirituales auténticos, sino también de la mayor parte de las actividades humanas dignas de tal nombre. Nadie se convierte en artista leyendo libros de arte, por mucha erudición que pueda acumular, ni sabe como huele una rosa leyendo libros de jardinería.
Sin olvidar esto, con la publicación de la revista «Sufí», perseguimos varios propósitos:
Siguiendo la tradición de los sufíes, ofrecemos un marco común en donde las diferentes corrientes espirituales y místicas puedan encontrarse y expresarse. Una de las características más relevantes de los maestros sufíes que han alcanzado la experiencia de lo Divino es su carácter abierto hacia las demás creencias y tradiciones, quizá porque, como fruto de esta experiencia, nació en lo más hondo de sus almas la evidencia de la «Universalidad de Dios», en lugar de la «Universalidad de «mi» Dios»; y la firme convicción de que lo Divino, por su infinitud, puede ser experimentado bajo infinitas formas e imágenes. Como dice un antiguo adagio sufí: «Hay tantos caminos hacia Dios, como almas de hombres». Deseamos que nuestros lectores puedan disfrutar del aroma de las rosas de todos los jardines.
Los sufíes, a lo largo de la historia, han ofrecido, tanto de forma didáctica como poética, tratados sobre sus viajes internos. Obras como el Masnawi de Rumi con sus bellos poemas y relatos nos ofrecen sutiles puntos de referencia en el camino hacia la perfección humana; la Conferencia de los pájaros de ‘Attār nos describe los diferentes estados y las «Siete ciudades del Amor» a través de las que el sufí viaja; los delicados poemas de personajes como Ibn-e Fārez y Hāfez nos permiten saborear la dulzura del amor de Dios y de sus criaturas; y obras como las de Sohrawardi e Ibn ‘Arabi nos abren una puerta hacia el mundo de la «Imaginación creadora». Todas estas obras, y muchas otras menos conocidas para el lector de habla hispana, han constituido una fuente valiosa no sólo para los propios sufíes sino, también, para muchos viajeros de otras corrientes míticas. A través de esta revista intentamos acercar al lector las obras, enseÒanzas y experiencias vividas por los más destacados maestros de todas las épocas.
Por otra parte, el sufismo, religión del Amor divino, ha ofrecido, en cada época y en cada cultura, ejemplos extraordinarios de ética y valores humanos, como el altruismo, la caballerosidad, la tolerancia, la generosidad, la compasión y el espíritu de servicio. Valores siempre necesarios para todo hombre y cada día más urgentes en nuestra civilización actual. Nuestra esperanza, con la publicación de esta revista, es poder ofrecer una fuente de inspiración y estímulo para todo aquel que cree firmemente que el sufrimiento y la felicidad del prójimo son, también, parte de su propio sufrimiento y felicidad.
En todo caso, nuestro deseo es poder llevar, a través de estas páginas, algo de belleza y paz a la vida de las personas, que es a lo que un sufí aspira.